Mi paso por el mundo de las apuestas deportivas fue algo totalmente serio y bien planificado. Parece mentira que nadie se quedase a ver las declaraciones de los entrenadores después de los partidos. Había una especie de conspiración institucional en contra de los equipos por los que yo apostaba. Los equipos rivales siempre se beneficiaban de circunstancias como la dirección del viento o la actuación arbitral. Mis favoritos siempre disponían de la posesión del balón y creaban más oportunidades. La propuesta futbolística la hacían ellos. Los rivales se limitaban únicamente a marcar goles.