el 04-02-2011 09:43
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el 21-11-2011 13:21
el 21-11-2011 13:25
Hola Demoño ]:)
tiempo sin hablar con vos !!
el 21-11-2011 13:39
el 22-11-2011 13:41
Parece que es una serie muy recomendable para los tiempos que corren: Boss.
Si confían en la política, mejor no vean «Boss». En plena jornada de reflexión decidí ver algunos de los primeros episodios de la serie y no me quedaron muchas ganas de acercarme a mi colegio electoral el día siguiente para depositar mi confianza en los políticos. La nueva serie de la cadena Starz desengrana lo peor del poder. Estrategias encubiertas y chanchullos, esos detalles que se entreveían y desidealizaban la historia del «El Ala Oeste de la Casa Blanca», son anécdotas sin importancia en comparación con lo que ocurre en esta serie ambientada en la alcaldía de Chicago, ciudad que se ha puesto de moda en las ficciones americanas. Escándalos, tratos de favor, algo de corrupción y muchos trapos sucios. La ciudad más poblada del estado de Illinois que nos muestra «Boss» en ocasiones recuerda al turbio Atlantic City de Nucky Thompson. Lo mejor, es que este nuevo Chicago, tan sucio y corrupto, ha conseguido engancharme tanto como «Boardwalk Empire» hace poco más de un año.
La serie arranca sin contemplaciones. Inicio duro y directo. Una nave abandonada, dos sillas y un diagnóstico sin rodeos. La puesta en escena estaba perfectamente planificada y al gusto del protagonista Tom Kane, alcalde de la ciudad de Chicago. La doctora confirma que le han detectado demencia de cuerpos de Lewy, una enfermedad degenerativa que en poco tiempo dejará al protagonista sin apenas conciencia de lo que ocurre a su alrededor y con parte de su cuerpo atrofiado. Su pronóstico, en el mejor de los casos cuatro años. Un seco «gracias doctora», un recordatorio de que debe mantener la confidencialidad y apenas un minuto para llorar antes de volver a subirse al coche oficial y colocarse de nuevo ante los flashes y cámaras.
Con este genial arranque los guionista dejan claro, ya desde el principio, que el peso de la serie recaerá sobre un espléndido e irreconocible Kelsey Grammer. Ya no queda en el actor nada de aquel Doctor Frasier al que conocimos en «Cheers» y luego consiguió independizarse para presentarnos a toda su familia. La comedia es cosa del pasado y por las venas de su nuevo personaje no corre ni una gota de humor. A Tom Kane sólo se le ve sonreír en los actos oficiales y cuando hay una cámara grabándole. En la privacidad de su despacho es categórico, duro y no duda sea cual sea la decisión que deba adoptar para mantener lo que más le importa; el poder. Kane es mucho más que el alcalde de Chicago, la tercera ciudad más poblada de Estados Unidos. Es un político que se mantiene atado a un modelo de gestión quizás poco ético, pero fructífero. Amenazas, presiones, tratos de favor y acuerdos ilícitos ocupan el día a día de un hombre al que no la tiembla la voz al reconocer que no se considera una buena persona. Aprendió una forma diferente de hacer política, se cultivó con los peores de la vieja guardia y aunque ahora se rodea de colaboradores, asesores de imagen y constantes encuestas, sigue tirando de los viejos recursos.
Tom Kane toma la decisión de mantener en secreto su diagnóstico y luchará por mantener todo bajo control mientras la enfermedad no se lo impida pero las primeras secuelas no se hacen esperar. Que se quede en blanco durante unos minutos en sus discursos y en algunas conversaciones de despacho levantará sospechas entre sus colaboradores más directos, los únicos que podrán darse cuenta de lo que le está pasando a su jefe, al «Boss». El alcalde no tiene familia y únicamente puede contar con su esposa para que le acompañe a actos oficiales y galas benéficas. De puertas adentro, la realidad es muy diferente. No queda nada de matrimonio y tampoco de familia, a pesar de que tienen una hija en común. Meredith Kane, a la que da vida Connie Nielsen, podría parecer inicialmente la víctima de esta situación pero poco a poco uno se da cuenta que ella no es sólo cómplice y que su amor por el poder también le ha cegado.
Las primarias para elegir al candidato a Gobernador del Estado de Illinois y los movimientos de un periodista que huele que algo ocurre con el alcalde completan el guión de la que está llamada a ser una de las grandes series corte político. «Boss» no es precisamente el prototipo de trama familiar y, por eso, inicialmente no entendía por qué la hija del matrimonio Kane acaparaba tantos minutos. El personaje de Emma, interpretada por la actriz Hannah Ware, incluso me llegó a aburrir pero en tres capítulos ya se ha justificado su importancia. Ella es la única que sabe lo que ocurre dentro del domicilio familiar y que conoce lo que han llegado a hacer sus padres para conseguir mantenerse en el poder. Todo en «Boss» es cuestión de poder. Muestra el lado más mezquino de la política, ese que hace que los que consiguen un cargo público no puedan respirar tranquilos hasta que consiguen que en el resto de cámaras también esté uno de los suyos. A Tom Kane ya le ocurría pero desde que le diagnosticaron la enfermedad neurodegenerativa tiene muchos más motivos para no poder pegar ojo.
el 22-11-2011 14:44
En el hilo de los temas musicales no puse el mejor video de la escena de la película de Bullit con la persecución de coches y la música de Lalo Schafin. Este es mucho mejor.
http://www.youtube.com/watch?v=4eG1gC36nWY
Los coches son el de Steve McQueen un Ford Mustang Fastback (también el de Fast and the Furious) y el de los malos un Dodge Charger. También soy aficionado a estos "muscle cars" y son impresionante los dos modelos elegidos para la escena, quizás los de mayor potencia jamás construidos.
El Ford con un motor V8 de 5.000 cm3 y 320 caballos, casi nada. Y el Dodge otro tanto.
el 23-11-2011 14:05
el 24-11-2011 15:04
el 24-11-2011 15:05
el 24-11-2011 15:57
Seguramente.
el 24-11-2011 17:52